RUPTURA DE ACUERDOS MUTUOS: EL DESPUÉS

Desde el vamos, hablaré de ruptura de acuerdos mútuos para poder englobar distintas formas vinculares, y no sólo de infidelidad, que hace mención a un solo tipo de ruptura de acuerdos (y muy en relación a la cultura del amor romántico). Desde mi postura, prácticamente todas las personas necesitamos tener acuerdos claros que delimiten el campo de acción vincular. En la lógica no-monogámica (hago referencia a la estructura y no sólo a la práctica), esto implica crear pautas compartidas que contemplen los límites, necesidades y deseos de cada parte. Suena a un contrato, y lo es, sólo que este contrato debiera ser flexible, y actualizarse cada cierto tiempo, de acuerdo a los cambios que vayan atravesando las personas que lo conformen. Ya hablamos de que la ruptura de acuerdos mutuos atenta contra el consentimiento (podés buscar el post más abajo) pero hoy me interesa abordar qué sucede luego de ese quiebre, sobre todo en las instancias en las que se pretende continuar adelante con la vinculación. ¿Qué se pone en juego a nivel psico-emocional? Las rupturas de un acuerdo mutuo simbolizan un espacio de confianza y seguridad que se resquebraja, dejando traumas más o menos severos, de acuerdo también a cómo venga siendo nuestra historia vital en relación a esta temática, y siempre linkeado con situaciones infantiles que puedan reactualizarse con esta situación (sobre todo abandonos, sensación de no ser queride, de no cuadrar con lo que nuestras figuras de crianza esperaban de nosotres). ¿Es viable continuar con la vinculación? No hay una respuesta universal, pero lo que sí considero necesario chequear es que el vínculo no seguirá del mismo modo que venía siendo. Una persona que está dolida puede tener mucha rabia o un gran repliegue, puede necesitar mucha atención y cuidado, o retirarse de la situación para ponerse al resguardo. Es esperable que la inseguridad vaya en crecida, ya que algo que considerábamos como terreno seguro en relación a lo que esperamos de une otre, se desarma. Y sí, la mayoría de nosotres necesitamos ciertas seguridades para poder accionar, confiar y crecer en conjunto. Habrá, inminentemente, una etapa de transición si es que se quiere continuar, en donde seguramente se necesiten acuerdos excepcionales que contemplen el trauma que atravesamos. No es simple, no es cómodo y, sobre todo, es muy repetitivo para ambas partes, se requieren diálogos que parecen nunca acabar. Por eso, cuando se intenta seguir construyendo, a veces necesitamos retirarnos, procesar el dolor por nuestra cuenta, rabiar y doler a rienda suelta, para luego sopesar si es viable o no retomar, si el deseo sigue presente o si los caminos se abren. Para quienes rompen los acuerdos, sería nutritivo repensar: ¿por qué? ¿necesitaba otros acuerdos ?¿temía decirlo por invalidación emocional o porque me cuesta el diálogo? ¿cómo me pongo al servicio del dolor ajeno sin descuidar mis necesidades o terminar en la sumisión del castigo constante? ¿qué sucede ahora con mi confianza en mi misme? ¿abordé acuerdos que no quería por complacer un ideal o por no perder a le otre?

Muchos besos a sus corazones rotos, mucha compasión y paciencia por su dolor.

Con amor, Juli.

El material creado es de mi autoría. Todos los derechos reservados para Julietamor.

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