LA VIOLENCIA NO SE “ATRAE POR CÓMO VIBRÁS”
Encuentro revictimizantes los discursos y prácticas espirituales new age (hay otra forma de espiritualidad a la cual adhiero) que le indican a una persona que está padeciendo violencias, que se debe a que ésta atrajo la situación por su “forma de vibrar” o porque su alma quiere aprender algo en esa forma de vinculación.
El concepto de revictimización sería “hacer víctima dos
veces”. Si bien no estoy de acuerdo con el binomio víctima/victimarix como
categorías totalizantes y estancas, sí comparto el concepto que nombré
previamente. Se refiere a sumarle responsabilidades a la persona que está
recibiendo el daño, por tanto se genera un recrudecimiento de ese momento de
vulnerabilidad, en donde la persona termina cargando con toda o una parte de la
responsabilidad por lo que le está sucediendo. El famoso “´¿por qué tenía la
pollera tan corta si no quería que la v10l3n?”. Si bien este ejemplo que pongo
es grotesco, y a las claras podemos notar lo corrido de lugar que está el foco
del problema, hay otras formas de revictimización que son más sutiles, sobre
todo porque se camuflan en discursos de “luz, paz y bondad”. La noción general
que tenemos sobre cierto grupo de personas, nos predispone a tomar sus
discursos de una forma determinada. Cuando el discurso viene de grupos o
individuos que pareciera que están haciendo todo por la paz mundial, es mucho
más complejo notar estas violencias.
Cierto es que las violencias no se atraen, sino que se
construyen. Cuando se habla de que las violencias se atraen, lo que está
sucediendo es que se invisibiliza por completo el carácter estructural e
interseccional de las violencias. Así, se disuelven los juegos de poder que se
dan en los vínculos, y en nombre de un empoderamiento para quien está sufriendo
el daño, es decir, para que no se hunda en el victimismo, se le termina
adjudicando la responsabilidad por la violencia que sufre. Estos discursos
parten de la premisa de que “todes somos iguales”, y si bien es obvio que todos
somos seres humanxs, ¿realmente somos todes iguales? ¿Es lo mismo cómo actúa y
recibe la violencia un cis varón que una persona trans, por ejemplo? Si la
sociedad la gobierna la hegemonía con sus normalidades, entonces el “somos
todes iguales” es una utopía de la habitabilidad del mundo, pero que no es
palpable actualmente. Y hasta que eso no suceda, no podemos pensar ni actuar
desde esa inexistencia, que invisibiliza el complejo entramado de las
violencias vinculares.
Tampoco es cierto que padecer violencias sea algo con lo que
vayamos a cargar de por vida. Lo que se intenta ir hilvanando en los espacios
terapéuticos es justamente ese entramado que construye las violencias, tomando
en cuenta tanto nuestra historia individual como las facilitaciones sociales que
las sostienen, para poder crear herramientas que nos mantengan con los ojos
despiertos frente a primeros indicativos de violencias que nos permitan cambiar
el rumbo para no vernos, a la corta o a la larga, nuevamente inmerses en el
circuito de la violencia, del cual cuesta tanto salirse. Vivimos en una
sociedad construída desde la exclusividad, la exclusión y la normalidad,
inevitablemente nos vamos a encontrar con violencias y no va a tener que ver
con nuestras vibraciones, sino con las construcciones psico-sociales que nos
atraviesan por ser personas que se vinculan con otras personas. En el mejor de
los casos podemos desarrollar herramientas de protección y cuidado que nos
resguarden de daños mayores, pero lamentablemente nunca podremos vivir por fuera
de la sociedad que nos rodea. Esa es la trampa del individualismo de la
espiritualidad new age. Para violencias ya tenemos muchas, no nos sumemos una
más.
Todos los derechos reservados para Julieta Mor.
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