CELOS Y VÍNCULOS NO MONÓGAMOS
Creo que esta temática es una de las más pedidas desde que empecé a escribir mis análisis socio-psicológicos. Y no me extraña que sea así, puesto que actualmente las vinculaciones no monógamas han cobrado mucho protagonismo (contextualizo que vivo en La Plata, Prov. De Buenos Aires, Argentina). ¿A qué se debe que estas formas, que no son nuevas pero no son lo hegemónico, hayan cobrado tal relevancia en ciertos contextos? Tal vez los altísimo niveles de violencias que vienen potencialmente emparejados con el sistema monógamo es lo que nos esté impulsando a pensar y hacer otras formas vinculares. Tal vez la estructura monógama es demasiado estanca y prohibitiva para la naturaleza expansiva de nuestros deseos. Cualesquiera sean los motivos por los cuales las construcciones de vínculos no-monógamos estén mucho más visibilizados que hace al menos una década atrás, hoy me convoca escribir la relación que estas formas guardan con los celos. Frustración, desilusión y un buen golpazo de realidad es lo que muchas personas que intentan construir vínculos no-monógamos sienten cuando esta sensación tan abrasiva vuelve a hacerse presente. ¿No era que si “abríamos la pareja” los celos desaparecían? Bueno, ojalá que sí, pero muchas veces no sólo no es eso lo que sucede, sino que además nos quedamos sin brújula que nos guíe a la hora de poder trabajar y comunicar cuando sentimos esa profunda incomodidad.
En principio
vale aclarar que formas no-monógamas de relacionamiento hay muchas. Existen las
que sostienen jerarquías (como las parejas abiertas) y existen las que intentan
desmembrarlas (como la anarquía relacional). Y luego existe todo un abanico de
posibilidades, en donde las vinculaciones se rigen por probar diferentes
acuerdos generales, en donde no necesariamente haya un pacto no-monógamo en
cuanto a lo s3x0-g3n1t4l sino que se diseñan formas de colectivizar los
afectos, de hacer una repartija del tiempo más horizontal, etc. A primer golpe
de ojo pensaríamos que estas formas de vinculación son extremadamente
diferentes a un vínculo estructuralmente monógamo pero hay muchas situaciones
en donde monogamia y no-monogamia sostienen una misma lógica. Y esto
probablemente se deba a que no es tan simple abandonar tajantemente las lógicas
vinculatorias que venimos absorbiendo y sosteniendo desde hace muchos años. Si
les interesa profundizar sobre esta temática, recomiendo el libro “El terror
poliamoroso” de Brigitte Vasallo.
Ahora vamos
a lo que nos ocupa, que son la relación y dinámica que guardan estas formas de
vinculación con los celos. ¿Puede suceder que el cambio de dinámica y lógica
vincular nos ayude a que nuestros celos mermen? Sí, pero no es una relación
lineal ni algo que necesariamente va a pasar de un momento a otro ni algo que
les va a suceder a todes. Cuando comenzamos a construir vínculos no-monógamos,
no borramos nuestra historia de un día para el otro, así como tampoco se borran
nuestros dolores, miedos y traumas. La historia que nos acompaña es la misma, y
por más que incursionemos en nuevas dinámicas, es súper necesario que sigamos
respetando nuestros dolores y nuestros tiempos. Los cambios son procesos, y
como todo proceso, necesitamos tiempo para poder registrar cómo nos sentimos y
hasta dónde podemos dar-nos. De nada nos servirá, y de hecho es bastante
destructivo, intentar encajar en un modelo vincular sólo por la actual presión
que se genera por “ser progre”. Porque sí, lamentablemente las lógicas
capitalistas logran absorber todo lo que se presenta como novedoso, anti-hegemónico
y revolucionario, convirtiéndolo en un nuevo mandato, en una nueva presión por
cumplir y pertenecer. Entonces, respetarnos es poder validar que quizás no
estemos listes o no querramos intentar vínculos que tengan una apertura en
relación a lo s3x0-g3nit4l. Pero para quienes sí quieran intentarlo, me
interesa que quede bien plasmado que una estructura que aboga por la libertad,
el cuidado y el respeto del deseo, también debiera ser una estructura que tenga
en cuenta el dolor, las inseguridades, los celos y los tiempos diversos. No por
habitar vínculos que tengan como base una mayor búsqueda de liberación del
deseo tenemos que tolerar ni hacer tolerar a otres una represión con respecto a
la comunicación de lo que nos incomoda. No son pocas las personas que se me
acercan a contarme que, ahora que están intentando generar un vínculo
no-monógamo, han quedado en una encrucijada ya que sienten celos pero a su vez
creen que no corresponde que lo comuniquen. ¿Cuál sería el mensaje implícito en
esta dinámica? Una visión de las personas tremendamente neoliberal, en donde
cada une defiende lo suyo y les demás “que se arreglen como puedan”. Aquí es
donde vemos que la lógica monogámica se replica en las vinculaciones
no-monógamas, si no estamos lo suficientemente atentxs.
Si existe
algo verdaderamente novedoso a nivel vincular es la posibilidad de construir
diálogos, de dejar de sostener la premisa de que sólo podemos compartir lo que
es cómodo y feliz, para entender que las personas estamos formadas por muchas
facetas, y que aprender a sostener los estados de incomodidad, inclusive
generando herramientas para comunicarlos y atravesarlos, es de lo más nutritivo
a nivel de la red afectiva. Entonces, cuando queramos construir vinculaciones
no-monógamas tendremos que tener en cuenta que los celos no necesariamente van
a desaparecer por ese cambio de dinámica (aunque si llega a suceder,
bienvenidísimo sea). Que generar una nueva forma vincular debe ser un proceso
que respete los dolores de cada persona, y que sean espacios en donde prime el
diálogo, en vez de que sean lugares en donde sintamos que nuestra historia ya
no tiene validez.
Con toda mi
ira,
Juli.
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